Ciudad de México, 1 Sep .- Impresionante que un país como México, que alguna vez estuvo en el ranking de los 10 países más ricos del mundo, hoy viva una discusión diaria nueva por lo que pareciera ser las ocurrencias de cada día, emanadas de las “mañaneras”, lo que es solo el resultado de muchos años de una sociedad pasiva que jamás hizo nada.
Sabiduría es la que las abuelas tenían cuando te decían que no te fueras a la cama enojado con quien amas, pues no sabes si despertarás.
El ejemplo es útil, porque fue exactamente lo que hicimos el primero de julio del 2018: salimos a votar enojados. Panistas enojados con calderonistas, priistas enojados con peñistas, perredistas enojados con obradoristas, “Broncos” enojados con priistas y morenistas enojados con todos los anteriores.
Somos una sociedad muy enojada con nuestra clase política.Desde ahí, estamos mal. ¿Por qué nos enojamos con aquellos que históricamente han sacado provecho de una oportunidad, en lugar de hacerlo con nosotros mismos, por haber sido testigo de esta larga sucesión de deshonestidades sin decir nada?
La corrupción fue una bola de nieve que dejamos crecer, por nuestra tremenda pasividad. Enojados vamos por la vida viendo como a otros les va bien, en lugar de festejar con ellos su éxito y ser parte de él, planeando como tener el nuestro.
La clase política vio una oportunidad y simplemente la aprovechó; nosotros somos tan culpables como ellos. Y pensamos que salir a votar enojados lo iba solucionar. No fuimos capaces de entender que, nos uníamos todos contra el más enojado de todos o todos íbamos a perecer.
Hoy, tenemos un partido muy fuerte y muchos en proceso de muerte y/o putrefacción, por no saber sumar. Extremadamente resentidos con los políticos de mil colores, 30 millones 113 mil 483 de mexicanos no fueron capaces, no quisieron, no les interesó entender que el modelo económico, político y social propuesto por el macuspano era inviable, imposible e incosteable, o simplemente no les importó, porque habían escuchado tantas mentiras que una más era irrelevante.
Imposible es dar marcha atrás de lo hecho; sin embargo, sí debemos analizar que pasó, para salir más fuertes de esto.
Hay que dejar atrás esa actitud de indiferencia hacia lo que le pasa a los demás, porque a la larga a todos nos afecta. Debemos volvernos una sociedad participativa, estar involucrados en la vida pública nacional e indignarnos con lo que está mal; dejar de pensar con el hígado y hacerlo con el cerebro, dejar de trivializar lo incorrecto, dejar de ocultar la realidad con eufemismos y dejar de ignorar que nuestras acciones tienen impacto en la vida de otros.
Diegolivers, esta es mi primera participación en este nuevo medio, Nación 14, les agradezco haber llegado a este punto y espero me lean en cada entrega semanal, el cabecita de algodón sí dejará un mejor México, no económicamente hablando, pero sí uno más interesado en la vida de sus políticos, que nos obligará a tener mejores ciudadanos y por ende mejores políticos. He dicho.