Ciudad de México, 14 de octubre (NACIÓN 14).- En una época no muy lejana, había un grupo de personas que se dedicaban a quejarse de todo, no les parecía correcto nada, todo lo hecho por el grupo del poder estaba mal, durante todo ese tiempo se dedicaron a alardear que ellos lo harían mucho mejor. “Chairos” les llamaban de modo despectivo.
Otro grupo de habitantes que no les daban mayor interés a los problemas del país, porque decían que ellos dedicándose a trabajar, las cosas iban a cambiar y a salir mejor, “Agachados” les decían los otros.
Solo hizo falta un gobierno del PRI para que cierto grupo intermedio, inconforme con los resultados de los gobiernos, dieran todo su apoyo a un solo hombre, que llevaba más de 12 años prometiendo cambios y mejoras, que al menos en papel, lucían prácticamente imposibles, pero tuvo la magia de convencer a más de 30 millones, soluciones fáciles de platicar, imposibles de implementar.
Llegó el día en que ese personaje ganó y todos esos que antes estaban en su cómoda oficina, ignorando los problemas del pueblo y simplemente dedicados a trabajar en su micro parcela, sin considerar el bien común, tuvieron que hacer algo que no sabían hacer, coordinarse y protestar, protestar por estar en desacuerdo de los muchos cambios que se veían venir, que a muchos sacaría de su zona de confort.
Ese otro grupo, que durante años solo se dedicó a protestar y exigir, dio su credibilidad absoluta a ese personaje ganador y dejó de cuestionar.
Empezaron a fluir los números, los resultados; todo fue culpas y justificaciones, sin resultados reales, pero sí con muchos impactos negativos.
Luego entonces, entramos en un ciclo donde los “alineados” dejaron de alinearse y comenzaron a protestar y los disidentes exigentes, se les olvidó como exigir. En ambos casos nos fuimos a los extremos, lo cual sigue generando división y solo hubo un grupo beneficiado: el actual en el poder.
Debemos de analizar nuestras posturas, dejar de pensar que, si no estamos de acuerdo con algo, somos traidores a la patria, es nuestra labor cuestionar en todo al gobierno, desde todos los ángulos y obligarlos a brindad soluciones justas.
A López Obrador no le falta nada, tiene congreso, precios altos de petróleo, un inmejorable apoyo social, solo le hace falta rodearse de gente competente y lograr resultados. Por cierto, señor presidente, también hay gente competente en la derecha, no son alineados como a usted le gustarían, pero seguro le van a dar mejores resultados.
Estamos en un escenario donde los “chairos” defienden lo indefendible, ejemplo, una diputada local, Tonantzin Fernández, defendiendo al impresentable de Miguel Barbosa y una derecha que no salió a condenar la desaparición de 43 normalistas, quienes lejos solo ser un grupo de revoltosos, eran 43 seres humanos desaparecidos en una situación sin una explicación lógica y una verdad oficial muy cuestionable.
Es un hecho que la guerra contra el narco dejó un país lastimado, un gobierno tricolor lleno de corrupción y enriquecimiento inexplicable y los “alineados” no supimos salir a protestar, pero ya vamos para un año, con 78% de asignaciones directas en licitaciones, la tendencia de asesinatos a la alza, el ejército no ha dejado las calles, la gasolina no cuesta $10 pesos, la economía no crece y esos “chairos”, no están exigiendo los resultados que el presidente prometió que en seis meses iba a obtener.
“Vivo en un país donde la derecha aprendió a protestar y a la izquierda se le olvidó cómo exigir.”
CHAIRO… OPOSICIÓN… ¡DÉMONOS CUENTA!
@EIJefeDiego
