Ciudad de México, 10 Sep. (Nación14).- El 13 de enero del 2018 se cometió en Nuevo Laredo, Tamaulipas, uno de los crímenes más cobardes y despiadados en contra de la libertad de expresión de los que tenga registro la ciudad fronteriza desde el 2004 cuando fue asesinado, también de una veintena de puñaladas, el periodista Roberto Mora García.
Un veterano periodista de nombre Carlos Domínguez Rodríguez, mi padre, con más de 47 años de experiencia como comunicador, fue asesinado frente a dos de sus pequeños y adorados nietos, de 4 años y 8 meses, y de su madre. El crimen fue cobarde, con premeditación, alevosía y ventaja; se presume fue llevado hasta el punto donde los ejecutores de su sentencia de muerte lo estarían esperando para materializar la consigna que se había girado en su contra.
Eran aproximadamente las 2:30 pm de esa fría tarde en la extremosa ciudad de Nuevo Laredo, el cielo estaba parcialmente despejado, se pronosticaba que en las próximas 24 horas un frente frio entrara proveniente de Estados Unidos, algo muy típico del invierno fronterizo, y dentro de su viejo pero fiel vehículo Ford-Focus modelo 2001, gris y sin placas yacía el veterano comunicador, muriendo a consecuencia de las 24 puñaladas que instantes antes unos cobardes le habrían asestado para acabar con su vida. La muerte de mi viejo debió ser dolorosa, caótica, desesperada… triste, por encontrar la muerte en el momento menos esperado, cuando solo iba de paseo con sus nietos al museo de la ciudad como era su costumbre sabatina, pero así actúan los cobardes, y lo que le habían hecho era un acto de seres no menos que eso.
Lo que siguió a su cobarde asesinato puede entenderse como una verdadera odisea, misma que representa una lucha constante contra la impunidad, la indiferencia de nuestras autoridades y la indolencia de los victimarios en el afán de convencer al pueblo –público y juez- de que su acto estuvo fundamentado, porque después de su cobardía, orquestaron una muy típica estrategia de criminalización en contra de mi viejo, quien ya no vivía para defenderse de las cobardes difamaciones hacia su memoria.
“Lo mataron por chayotero”, “era un extorsionador”, “era un violador”, “de seguro se metió con la mujer de alguien de la maña”, esas y muchas más estupideces circulaban en redes y hasta en medios impresos en contra de Don Carlos Domínguez, mi viejo; a diario durante semanas tuve que ver, leer y escuchar como estos cobardes justificaban con injurias haber cometido homicidio.
Estigmatizar la memoria de alguien cobardemente asesinado habría sido el siguiente golpe de quienes ordenaron su muerte, lo comprendí rápidamente y sin dudarlo mucho, tras una serie de movimientos erráticos y malamente haciéndome valer de mi poca o casi nula experiencia en luchar contra cobardes presuntamente ligados al crimen organizado, comencé a dar la batalla. No fue muy difícil darme cuenta de que mis acciones eran algo que no habían esperado, -ni se lo imaginaban- jamás calcularon lo que quien ahora escribe les haría pagar por lastimar hasta la muerte a quien me diera la vida y me enseñara no tener miedo de este tipo de cobardes sin pantalones.
Una vez comenzadas las acciones, no paso mucho para que el mundo se les viniera encima, teniendo que replegarse, su confianza en que “nada pasaría” –como suele suceder- fue uno de sus muchos errores. Tras una visita a Washington D.C. del 19 al 21 de marzo las órdenes de aprehensión llegaron, era 24 de marzo y la policía federal y la Fiscalía Especial para Periodistas (FEADLE) de la entonces PGR, hoy FGR, ejecutaría las dos primeras en la ciudad de Guadalupe, Zacatecas, el 25 del mismo mes se ejecutarían tres más en Nuevo Laredo por parte de agentes de la Fiscalía de Tamaulipas y la última el 26 en esta misma ciudad, la cual sería la más importante detención por tratarse del tío de Carlos Enrique Cantú Villarreal “Canturosas”, ex alcalde de Nuevo Laredo, mismo que puso tierra de por medio al enterarse de que agentes de la fiscalía estatal habían sacado de la sala de su casa a su famoso tío, y digo “famoso” entre los mañosos, ya que en Laredo se rumoraba a que se dedicaba este personaje conocido como “el hombre del sombrero”, ya que todos sabían que cuando este aparecía en sus negocios u oficinas se debía tener lista la cuota que, por orden de su sobrino y un grupo delincuencial, habría acordado pero ese es tema diferente.
Una vez presos estos seis sujetos, presuntos autores del homicidio fueron vinculados a proceso mientras que el pueblo veía atónito lo que estaba sucediendo: uno de los Cantú estaba preso y bajo proceso por homicidio. Quien se creía intocable, “El Rorro” tío de Canturosas estaba pisando la cárcel, mientras el segundo se escondía en la vecina ciudad de Laredo, TX apresurando el paso para hacer pública su candidatura a la presidencia municipal, ahora en el partido de AMLO: Morena.
El mayor desenlace de esta trama llego el día 5 de abril; Andrés Manuel López Obrador visitaría Nuevo Laredo ya como candidato oficial de Morena a la presidencia de la república. El acto más que protocolario fue de rescate político, Andrés Manuel seriamente mal informado por lo que sucedía, apoyó incondicionalmente a Canturosas, incluso puso argumentos a su ausencia y lo llamó un acto desesperado de autoexilio por la persecución política que estaba siendo orquestada en su contra por “la mafia del poder”. Increíblemente el dios peje-lagarto había incurrido en un grave error al confiar en quien le informó de esto, y su partido lo pagaría muy caro en los próximos días.
El último y definitivo golpe fue planeado para el 10 de abril a consecuencia de las declaraciones públicas de AMLO en apoyo a este cobarde. Con mano firme y fuertemente convencido de que debía detener a Canturosas para que no obtuviera el poder político que necesitaba para comprar su impunidad, hice pública la verdadera razón por la que habían asesinado a mi padre: las malditas empresas fantasmas de Canturosas, la investigación que mi padre llevaba 18 meses realizando; 128 empresas registradas en Monterrey, Nuevo León en las que se habían desviado cerca de mil millones de pesos en pagos a compras y servicios que jamás se recibieron, todas estas operaciones hechas por la administración municipal 2013-2016 presidida por Carlos Canturosas.
El partido que respaldaba a este político -Morena- se cimbró cuando la información corrió por todos los rincones de México, sobre todo de Tamaulipas, y la reacción no se hizo esperar; unas horas más tarde, ya para la caída del sol, el partido reaccionó: oficialmente Canturosas ya no era más su candidato, la presión pública y política fue insoportable, su probable participación en el homicidio de un veterano periodista era evidente, aún más con su tío ya vinculado a proceso, además de tres allegados a él.
La desgracia cayó sobre este joven y popular político ambicioso sin escrúpulos para hacerle pagar fuertemente por sus decisiones de jugar a ser Dios y ordenar una muerte espantosa para un hombre de 69 años. Lo que representaba las esperanzas de una clase narco-política enferma de dinero público y poder político, veían morir públicamente a su hombre fuerte e “intocable” con la destitución de las filas Morenistas como candidato a Presidente Municipal de la aduana más grande de Latinoamérica, los anhelos de impunidad, riquezas y triunfos políticos se desvanecían cuando se vio obligado a poner aún más tierra de por medio a consecuencia del miedo a una probable orden de aprehensión en su contra, abandonando a su suerte al cartel local que lo respaldaba para llegar hasta el Ejecutivo estatal.
En estos momentos el juicio a los imputados se está llevando cabo en una sala de audiencias para juicios orales en Nuevo Laredo; la lucha aún no termina y como es de esperarse a pesar de las evidencias en su contra todos apelan a su inocencia, mientras Canturosas financia la defensa desde un sitio donde nadie lo puede alcanzar, incluyendo los tentáculos de la justicia, misma que cada vez su rumora está más cerca de hacerse efectiva a favor de mi padre, quien aún muerto por su deseo vil, no deja de hacerle pagar las consecuencias por sus cobardes y despiadados actos que aún siguen cometiendo contra nuestra familia, pero este ya es otro tema…