Hoy se cumplen 5 años de gobierno de aquel hombre que en el 2006 nos presentaron como “un peligro para México”, ese que haría “caer la bolsa” y conseguiría que la gran patria se cayera a pedazos como lo ilustraba un comercial de TV que muchos aún recordamos.
Cinco años de un “cambió” que todos hemos sentido, vivido y experimentado. Cinco años de un gobierno diferente al globalista y neoliberal al que estuvimos sometidos por al menos 36 años, en los que a diario nos repetían que no había dinero para nada, mientras la clase política se enriquecía y millones del pueblo vivían con lo mínimo.
Sin duda, AMLO se ha sentido en lo más profundo de la vida pública de la gran patria mexicana. Su estilo auto calificado como “humanista” es sin duda lo que tras la prueba de ácido del tiempo lo hará destacar entre sus antecesores del México contemporáneo a la fecha.
La huella de ‘cabecita de algodón’, como le llama su pueblo, ya está fija en la memoria de los mexicanos y se sabe que hoy está lista para que los libros de historia la comiencen a escribir.
Lopez Obrador nos enseñó lo grande que es México y valioso que es su pueblo. Nos demostró con una avalancha de evidencias lo que desde finales de los años 80’s venía sosteniendo: que quienes nos gobernaban son unos vulgares ladrones y vende patrias.
A AMLO le quedan 10 meses de gobierno, pero su legado será perdurable, más aun si quien lo releva el próximo 1 de octubre de 2024 continúa sus pasos, hoy comprobados que son el camino correcto en la búsqueda de conseguir esa gran patria que todos anhelamos.
La revolución de las conciencias y el obradorismo han llegado para quedarse en la memoria del pueblo mexicano, y aunque éste viejo y sabio lobo de la política ya no se encuentre pronto en el escenario público nacional y se acaben sus ‘mañaneras’, sin duda continuará en el corazón de su pueblo, ese que le podrá la vara muy alta a quien venga después de él.
Obrador se va, pero se queda el obradorismo.
Por Carlos Domínguez