Ciudad de México, 1 Sep. (Nación14).- A nueve meses del nuevo Gobierno Federal, Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha colocado en la mira pública al encabezar eventos públicos y a desempeñar un papel activo en la vida política nacional.
Aunque en un principio dejó claro que no sería funcionaría pública y se negó a ser tratada con la figura de “primera dama” y a ser titular de la oficina del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), Beatriz Gutiérrez, tras la contienda electoral, fue designada como presidenta honoraria del Consejo Asesor de la Coordinación Nacional de Memoria y Cultura de México.
A Beatriz Gutiérrez también se le recordará por realizar una señal obscena durante una entrevista que dio antes de la contienda electoral.
La intervención de la también escritora, ha rebasado el desempeño que realizaron sus antecesoras, pues ha encabezado desde la presentación de la Estrategia Nacional de la Lectura el 27 de enero en Mocorito, Sinaloa hasta la ceremonia de graduación de cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar en Antón Lizardo, en Veracruz, el pasado 2 de agosto, donde a nombre del presidente Andrés Manuel López Obrador, pronunció un mensaje.
En febrero pasado, la escritora, periodista y cantante, fue criticada en redes sociales, al cambiarle el nombre al poeta Amado Nervo y llamarlo “Mamado Nervo”, durante una entrevista que concedió en la Universidad Autónoma de Nayarit para la presentación de la revista El Tepic Literario, en el marco del Festival de Letras que se realizó en esa entidad.
Su participación, no ha pasado desapercibida y ha sido criticada, principalmente en redes sociales, como en mayo pasado, cuando participó en un programa de Canal 11 conducido por John Ackerman y Sabina Berman, donde la tardanza de su respuesta sobre su autor mexicano favorito, provocó severas observaciones y fue comparada con el expresidente Enrique Peña Nieto.
Si de celos se trata, Beatriz Gutiérrez protagonizó uno el 28 de mayo, en la sala de espera del Aeropuerto de Tepic, cuando la diputada federal por Morena, Geraldine Ponce, se acercó al presidente para saludarlo y platicar unos minutos, lo que ocasionó que la escritora, quien se encontraba a un costado platicando, se apresuró a sentarse en la silla ubicada a un lado de su esposo para ponerse en medio y detener la conversación.
Recientemente, tras cortar el listón inaugural de la exposición Memoria de Milagros, exvotos mexicanos, reprobó los daños ocasionados por pintas en la Columna de la Independencia, durante la marcha encabezada por mujeres contra la violencia de género, al considerar que no hay justificación alguna para dañar el patrimonio.
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