Mientras el cadáver del último máximo líder de la iglesia católica yacía expuesto en un sencillo ataúd de madera en la Basílica de San Pedro de El Vaticano, en una sala contigua, el dictador de Ucrania y Donal Trump se reunían para seguir negociando la repartición del territorio ucraniano, antes de que el líder ruso, Vladimir Putin lo conquiste o destruya todo.
Ante esta asquerosa reunión, como muchas otras, y la falta de respeto a la memoria del buen hombre que lideró hasta su último aliento a la iglesia católica romana, la derecha mexicana aplaude las alabanzas y aplausos que le hicieron al dictadorzuelo ucraniano, y cuestiona que la mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum Pardo no haya asistido personalmente a los funerales de Francisco para formar parte del festín de insultos a los restos y la memoria del fallecido Papa argentino.
¡Son unos miserables hipócritas!
Por Carlos Domínguez
