Una multitud estimada en 250 mil personas se congregó este sábado en la Plaza de San Pedro y sus alrededores para rendir homenaje al fallecido Papa Francisco. La ceremonia fúnebre, que concluyó pasadas las 12:00 hora local (10:00 GMT), estuvo marcada por la emotividad y el recuerdo de un pontífice cercano a la gente y defensor de los más vulnerables.
La Plaza de San Pedro, con capacidad para 40 mil personas, se vio desbordada por fieles que se extendieron a lo largo de la Vía de la Conciliación, la gran avenida que conduce al corazón del Vaticano.
Un Papa “Entre la Gente” y Defensor de la Paz
El cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, ofició la misa exequial ante una multitud de 200 mil personas y más de 140 delegaciones internacionales. En su homilía, Re destacó el incansable llamado a la paz del Papa Francisco, especialmente ante los conflictos bélicos que azotan al mundo.1
“Frente al estallido de tantas guerras en estos años, con horrores inhumanos e innumerables muertos y destrucciones, el Papa Francisco no ha cesado de alzar su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar posibles soluciones”, expresó el cardenal Re.2
El cardenal también resaltó la cercanía del Papa Francisco con los más necesitados, describiéndolo como un pontífice “entre la gente”, “con el corazón abierto a todos” y dedicado a “los últimos de la Tierra y marginados”.3 Recordó su famosa frase “construir puentes y no muros”, pronunciada ante líderes mundiales como Donald Trump.4
Un Legado de Cercanía y Esperanza
La homilía del cardenal Re repasó los momentos más significativos del pontificado de Francisco, desde su primer viaje a Lampedusa, símbolo de la tragedia migratoria, hasta sus viajes apostólicos a lugares remotos como Irak y Asia-Oceanía.
“Su carisma de acogida y de escucha, unido a un modo de actuar propio de la sensibilidad actual, ha tocado los corazones, buscando despertar energías morales y espirituales”, afirmó el cardenal Re.
El cardenal concluyó su homilía recordando la petición constante del Papa Francisco: “No se olviden de rezar por mí”. Y, en nombre de todos los presentes, le pidió al pontífice que desde el cielo bendiga a la Iglesia, a Roma y al mundo entero.
La multitudinaria despedida al Papa Francisco refleja el profundo impacto que tuvo su pontificado en la vida de millones de personas, quienes lo recordarán como un líder espiritual cercano, humilde y comprometido con la justicia y la paz.
