Están desesperados, pensaron que en el 2024 tendrían una posibilidad creíble de recuperar el Poder y volver a sus privilegios; vieron llegar el año electoral con la expectativa nutrida de arrogancia, pero, como desde hace 5 años, nuevamente estaban equivocados.
Y es que el daño que por más de 80 años le hicieron al pueblo de México ha quedado profundamente tatuado en la memoria de los contribuyentes, miles de los cuales no alcanzaron a ver la llegada de la Transformación, pero aquí estamos para honrarlos.
El PRIAN creía que la supuesta “amnesia” que el pueblo manifestaba cada 3 o 6 años era una enfermedad que aquejaba al mexicano votante y políticamente activo, como si nuestro código genético estuviera programado para auto flagelarnos democráticamente siempre con los mismo políticos mañosos y mentirosos.
Qué equivocados estaban, pues no era “memoria corta”, sino un síntoma del hartazgo en las promesas vacías de los partidos políticos y sus candidatos que nos hacían cometer el error de votar por el “menos peor”, sin estar conscientes de que eran lo mismo.
La derecha pensó que en 5 años nos olvidaríamos de la miseria en la que nos tenían; creyeron que 60 meses de un gobierno diferente al suyo serían suficientes para borrar del recuerdo colectivo mexicano todas las chingaderas que nos hicieron.
Qué gusto me da ver en sus caras la sorpresa al darse cuenta que sus pronósticos fallaron. Se miran unos a los otros sin encontrar la respuesta a tantos errores de cálculo, pues no logran comprender de donde el mexicano casualmente ahora está tan avispado y les da la espalda.
La derecha desconoce lo que está pasando, no entienden cómo es que el pueblo le hizo para tomar la decisión de rechazarlos desde mucho antes de que iniciara el proceso electoral; y no es culpa de López Obrador, eso es lo peor, pues hacen responsable de su desgracia política al hombre equivocado.
Siguen sin comprender que fue su indiferencia, su arrogancia sin medida, su avaricia insaciable e inhumanidad lo que los tiene al borde de la extinción política; y de sus errores, AMLO no es culpable.
Están desesperados porque saben que volverán a perder la presidencia de la República; están desesperados porque entienden que después de esta no habrá tercera oportunidad; están desesperados porque son conscientes de que en 2030 ya no aparecerán en la boleta electoral; están desesperados porque esta es su última elección, y ya la perdieron.
Por Carlos Domínguez.