Ni la desorbitada inversión con dinero del erario público que hizo en la Arena Potosí de más 600 mdp, ni el caballo carísimo que compró en una de sus giras por Medio Oriente le sirvieron al gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, mismo que presume de ser el mejor charro del país y no pudo dominar ni a su propio caballo.
Furioso al ver el enero “CERO” con su nombre a un lado del marcador, el peor gobernador en la historia de SLP buscaba lugar donde esconderse mientras charros profesionales de todo el país no podían ocultar las risas a carcajadas y otros las caras de vergüenza ajena.
Un desastre en todos los sentidos.