Poco o casi nada que pueda presumirse en el curriculum del senador con licencia por el Estado de Tamaulipas y precandidato del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), a la gubernatura de la entidad tamaulipeca que se decidirá de forma democrática en las elecciones del 5 de junio del año en curso.
Pues aunque se trata de un candidato longevo con 63 años, estos no reflejan una destacable o notable trayectoria en la política de la entidad y mucho menos nacional en la administración pública de quien hoy por capricho del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador tiene la gran oportunidad de gobernar, o como todo parece indicar, mal-gobernar una entidad poderosa: Tamaulipas.
Ante esto, no nos hagamos los ingenuos ni nos quieran ver la cara, Américo Villarreal fue impuesto como candidato del partido oficial en el poder, gracias al todo poderoso “dedo mágico” e inmaculador del popular mandatario nacional, quien para legitimar la farsa ordenó que su instituto político, Morena, simulara la realización de encuestas para elegir candidatos en las seis entidades que habrán de renovar este año a su titular del Poder Ejecutivo.
Dicen, “que son amigos desde hace mucho tiempo”, por eso la confianza y el respaldo para darle la complicada misión de vencer a la maquinaria panista tamaulipeca que aunque lastimada por la embestida del gobierno federal del año pasado contra en gobernador Cabeza de Vaca y su familia, sigue fuerte y planea dar la batalla por conservar la entidad que con sacrificios le arrebataron al PRI en el 2016 tras más de 80 años en el poder.
Pero en Morena ya se ven ganadores y rebosan de arrogancia en cada rincón del estado al que Américo Villarreal visita y donde es recibido por acarreados y pagados portando chalecos y gorras del partido guinda. Uniformados, al mero estilo del PRI, partido en el que el precandidato morenista milito al menos durante 32 años, siempre a la sombra del nombre y el apellido que su padre le heredo, pues insisto, no hay nada que destacar de su existir en la vida publica de la entidad norteña.
Nacido políticamente en el 2018, año en el que decidió aparecer en la boleta electoral a invitación de López Obrador para competir con Morena por un curul en el Senado de la República, al que como muchos otros oportunistas llego gracias a la avalancha obradorista de ese año y por la mínima diferencia contra el hoy también senador Ismael García Cabeza de Vaca del PAN. Ambos han transitado sin penan ni gloria por la Camara Alta del Congreso de la Unión.
Pero su llegado a la curul en el Senado no fue del todo casualidad, pues hoy se sabe que para poder costear su campaña por el estado y cubrir sus cuotas con el partido, el precandidato morenista se alió con los hermanos Carmona Angulo. Empresarios neoleoneses dedicados a la venta y trasiego de combustible robado en México hacia Estados unidos y otra serie de actividades ilícitas.
Tras ser presentados por el diputado federal Erasmo González, también amigo cercano a los hermanos Carmona, comenzó en el 2018 el fino juego de posicionar a Villarreal Anaya como el mas fuerte prospecto morenista al gobierno del estado. El esquema era fácil, los Carmona ponían el dinero y Américo Villarreal y Erasmo González los presentaban con políticos y candidatos del partido con quienes pudieran hacer mas negocios a futuro.
En la elección de 2021, Sergio Carmona, logra, gracias a la intervención de Américo un acuerdo con varios candidatos de Morena a presidentes municipales de Tamaulipas para poder financiar económicamente sus campañas a cambio de contratos de compras y obras municipales, y el apoyo a las aspiraciones del entonces senador para convertirse en el candidato de Morena al gobierno del estado. La lluvia de dinero en efectivo, vehículos blindados, vuelos en jets privados y otros beneficios fueron inmediatos para los candidatos que aceptaron el trato. Se “carmonizaron”.
Fue hasta octubre de 2021 que todo se salió de control. Tras una investigación de medios locales se descubrió que tanto Américo Villarreal Anaya, Erasmo González y el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, habían volado en mas de una ocasión desde la Ciudad de México a aeropuertos tamauilpecos en jets privados propiedad de Sergio Carmona y en compañía del mismo. Esto para asistir a diferentes actividades proselitistas y reuniones con lideres del partido y la cúpula política estatal.
Estos hechos se hicieron constar en una serie de bitácoras de vuelo reveladas por medios locales.
Como era de esperarse y ante las evidencias, los tres políticos aludidos negaron los hechos. Pero la revelación de cada vez más y más evidencias que vinculaban a los Carmona Angulo por operar con dinero ilícito producto de la venta de huachicol en favor de candidatos de Morena y Américo Villarreal llegaron hasta el punto en el que parecía que el tema se les saldría de las manos y se frustraría el sueño de llegar al gobierno de la entidad.
Pero todo termino el 23 de noviembre de 2021 cuando Sergio Carmona se encontraba al interior de un centro comercial en San Pedro, Nuevo León, y fue asesinado de dos disparos en la cabeza por sujetos desconocidos. Un asesinato muy conveniente para la cúpula morenista de Tamaulipas, pues inmediatamente después de la muerte de Sergio Carmona las aguas comenzaron a calmarse. Ya no había a quién interrogar en caso de que el tema llegara a los tribunales electorales.
Carmona Angulo fue asesinado en el momento más conveniente para los intereses políticos de Américo Villarreal Anaya, hoy precandidato único de Morena al gobierno de Tamaulipas. Sin carrera polÍtica destacable, sin experiencia en la función pública, sin nada que presumir, mas que ser hijo de Don Américo Villarreal Guerra, un ex gobernador priista de los años 90s. Eso optaron por ofrecer en Morena al pueblo tamaulipeco por capricho de un solo hombre que gobierna desde Palacio Nacional.
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