Este martes 1 de abril, dos poderosas mujeres de la 4T, Rocio Nahle y Luisa María Alcalde le demostraron al rancio y enamoradizo senador tabasqueño, Adán Augusto López que Morena no es de su propiedad y que no puede, ni debe mezclar sus repugnantes negociaciones -en lo oscurito- con deleznables personajes de la política, como Miguel Ángel Yunes Márquez y otros, con el partido fundando por el ex Presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Así como se hizo justicia a la militancia morenista jarocha y a nivel nacional, hago votos para que en un tiempo no muy lejano, alguna autoridad en materia electoral sancione o ponga un alto a su novia, la senadora Andrea Chavez por hacer campaña anticipada en Chihuahua, donde diariamente se despilfarran millones de pesos sustraídos del erario público de Tabasco y Chiapas, a través de empresas de un prestanombres del tabasqueño, para financiar las ilegales “Caravanas de Salud”, que impunemente recorren la entidad con el nombre de la dama estampado para promover su imagen a más de dos años del proceso electoral para renovar el gobierno local.
Adán Augusto López y Andrea Chávez pasaron de ser personajes que llenaron de orgullo el movimiento de Transformación de México que encabezó el ex presidente López Obrador, a convertirse en un lastre con el que el propio líder tuvo que lidiar a finales de su administración, cuando López Hernández le confesó que dejaría a su esposa, para casarse con la joven y ambiciosa chihuahuense.
Hasta la fecha solo una de esas dos confesiones se han cumplido, pues la madre de sus hijos vive en Francia alejada del ‘machito’ tabasqueño y sus complejos, mientras la norteña le da largas con una boda que cada vez se antoja más distante, a la vez que utiliza el poder político de su amante para tomar decisiones en el Senado, como si compartir el mismo pecado le confiriera el poder que él actualmente tiene para ordenar “moches” a la nómina del personal de confianza, el uso del presupuesto de comunicación social para propaganda personal y la colocación de incondicionales en puestos estratégico en la Cámara Alta.
Epilogo:
Era martes 8 de agosto de 2023, hacía calor en Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, los rumores sobre la relación de Adán Augusto López y Andrea Chávez ya no eran más un secreto a voces entre los reporteros que cubríamos la gira nacional del entonces aspirante a la candidatura de Morena a la Presidencia de la República.
Los carrilla sobre el tema era constante entre el grupo cercano al tabasqueño y los corresponsales de la prensa que no tardamos en darnos cuenta que de pronto, una desconocida, refinada y elegante dama de nombre Dea Isabel Estrada Rodríguez hacía su aparición en la escena para respaldar a su esposo, el imponente ex secretario de gobernaciónque buscaba llegar a ‘la grande’; la pregunta era ¿Y entonces Andrea?
La Asamblea Informativa en Soledad de Graciano Sánchez comenzó, la señora Dea Estrada y su hijo Adán Payambé ocupan la primera fila entre los que asistieron a escuchar el mensaje del hombre que hablaba con el mismo acento del entonces residente de Palacio Nacional, y del que aseguraba era “su hermano” y paisano de Macuspana.
De repente pongo atención en el fondo de la concurrencia hasta donde comenzaba la sombra de un frondoso árbol… para mí sorpresa reconozco a una joven con aspecto incómodo y desalineado que dejaba ver la profunda frustración y enojo que llevaba dentro, era Andrea Chávez, la novia -no pública- del candidato que días atrás coreaba, cantaba y bailaba de alegría para demostrar su respaldo al tabasqueño, misma que ahora había sido desplazada por la madre de sus hijos y compañera del político por más de 25 años.
Pero no era todo, cerca de ella, una mujer del equipo de escoltas de la comitiva se aseguraba que la joven no se acercara de más a la familia del político. La tenían al margen y lejos de la mirada de la elegante tabasqueña que no la soportaba. ¿Quién había dado esa orden? Nos preguntábamos…
Esta historia y más, continuarán…