Ciudad de México, 14 de abril de 2020 (NACIÓN 14).- “Cuando el hambre pega, el coronavirus nos pela los dientes. Pues de algo nos vamos a morir,” afirma el “Chimal”, unos de los tantos toreros del coronavirus en la capital que se desempeña como vagonero en el metro de la Ciudad de México.
De manera sigilosa, el “Chimal” y varios de sus compañeros venden sus productos en los vagones semivacíos de las líneas 1,2,3 y 9 del metro.
De los casi 10 mil vagoneros registrados en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, son muchos los que se aventuran a ser detenidos por los vigilantes del metro y ahora, en lugar de vender dulces, lamparitas o discos pirata, ahora ofrecen cubrebocas caseros y guantes de látex a 10 pesos y botellitas de gel antibacterial a 20 pesos.
“Ahorita hay que talonearle chido para sacar para la comida, porque una vez que se pase esto, ya no podremos vender estas cosas”, comentó el vendedor informal.
Pese a que muchos de sus compañeros han decidido acatar el llamado de la Jefa de Gobierno de mantener la Sana Distancia, otros tantos, como la Chabela y sus hermanitos, quienes pasan de vagón en vagón en la línea dos del metro, tocando el acordeón o repartiendo papelitos en los que dicen que vienen de la parte más pobre de la Sierra de Puebla, deciden arriesgarse por unas cuantas monedas ante el escenario de un encierro total de los capitalinos.
Para los vagoneros, los invidentes cantores o los indígenas que llevan su acordeón, no existe la Pandemia del coronavirus y la Sana Distancia, puede más el hambre que el miedo a contagiarse de algo en lo que ellos no creen.