El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la construcción inmediata de dos nuevos buques de guerra que llevarán su nombre y que formarán parte de la denominada “flota dorada”, un ambicioso proyecto con el que busca revitalizar la industria naval estadounidense y reforzar la capacidad militar del país.
Trump detalló que estas embarcaciones serán los primeros acorazados de la futura “clase Trump” y aseguró que contarán con una potencia muy superior a la de los buques actuales. El mandatario señaló que el plan contempla la posibilidad de construir hasta 25 naves adicionales en una etapa posterior.
El anuncio se realizó en su residencia privada de Mar-a-Lago, en Florida, estado donde también se prevé que se desarrollen los trabajos de construcción, a cargo de contratistas que sostendrán reuniones con el presidente en los próximos días. Durante su mensaje, Trump subrayó la urgencia de acelerar los tiempos de edificación y criticó el desempeño de las compañías que actualmente fabrican naves para la Armada estadounidense.
La decisión forma parte de una estrategia más amplia de su administración para fortalecer la industria naval y reducir el rezago frente a potencias como China, además de atender las limitaciones existentes en los astilleros nacionales. El anuncio ocurre en un contexto de creciente tensión geopolítica, marcado también por recientes medidas contra la llamada “flota fantasma” vinculada al transporte de crudo venezolano y por el despliegue militar estadounidense en el Caribe bajo el argumento del combate al narcotráfico.




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