El coronel Vicente Jerónimo Gamboa Escobar, del Grupo de Respuesta a Emergencias del Ejército, explicó que los equipos militares podrán detectar y bloquear señales, forzando el descenso de aparatos en áreas seguras. La medida busca evitar riesgos en estadios, hoteles, aeropuertos y sitios de concentración masiva.
El sistema, basado en inhibidores electromagnéticos, interfiere la comunicación entre el dron y su operador, congela la transmisión de video y desestabiliza el vuelo hasta obligarlo a descender o regresar a su origen. Si el aparato cuenta con autorización, pero opera fuera de norma, también será conducido a un punto seguro.
Para que los drones puedan volar legalmente durante el torneo será necesario tramitar un permiso específico ante la Agencia Federal de Aviación Civil. Medios de comunicación y empresas podrán utilizarlos con fines periodísticos o comerciales, mientras que en aeropuertos se realizarán campañas informativas dirigidas a visitantes extranjeros.
La Sedena dispondrá de equipos anti drones fijos, semifijos y portátiles. Los primeros se colocarán en instalaciones estratégicas, los segundos en zonas clave como estadios y hoteles, y los portátiles estarán destinados a operaciones en movimiento. Según el capitán ingeniero José Alfredo Lara Álvarez, esta estrategia forma parte de una preparación de más de dos años para enfrentar el uso indebido de drones en eventos de gran escala.